LECTURA 10

ALICIA Y EL GATO SONRIENTE

​El gato sonrió al ver a Alicia. Parece ser amable, pensó Alicia; pero también tiene unas uñas muy largas y un gran número de dientes, de forma que pensó que convendría tratarlo con el debido respeto, pero el gato sonreía más y más. - ¿Me podrías indicar, por favor, hacia dónde tengo que ir desde aquí? Dijo Alicia. - Eso depende de a dónde quieras llegar, contestó el Gato. - Pues no sé a dónde ir, explicó Alicia. - En ese caso, da igual hacia dónde vayas, interrumpió el Gato. -Tengo que llegar a alguna parte. Dijo Alicia. - ¡Oh! Siempre llegarás a alguna parte», dijo el Gato, «si caminas lo suficiente».

- ¿Qué clase de gente vive por estos parajes? Dijo Alicia. «Por ahí», contestó el Gato levantando una pata hacia su derecha, «vive un sombrerero»; «y por allá», moviendo la otra pata a la izquierda, «vive una liebre color café». Visita al que te plazca; ambos están igual de locos». - Pero es que a mí no me gusta estar entre locos, dijo Alicia. - «Eso sí que no lo puedes evitar», respondió el gato; «todos estamos locos por aquí. Yo estoy loco; tú también lo estás». - «Y ¿cómo sabes tú si yo estoy loca?», le preguntó Alicia. - «Has de estarlo a la fuerza», le contestó el Gato; «de lo contrario no habrías venido aquí».